El Civic Type R nunca más
volverá a ser el mismo. Tras esta
afirmación, que ciertamente puede ser un tanto dolorosa para los amantes de un
icono, del compacto deportivo nipón por excelencia, se esconde una certeza,
pero también una esperanza para los amantes de las prestaciones al alcance de
todos los públicos.
Y es que Honda no ha tenido más remedio que entrar en la
guerra de potencia de sus rivales, sobrealimentar y poner toda la carne en el
asador para ofrecer el que a priori podría convertirse en uno de los compactos
deportivos más emocionantes del mercado.
Recordemos que, en estos tiempos que corren, para competir en una categoría
bien nutrida de modelos para todos los gustos, una marca como Honda debe dar el
do de pecho para demostrar que siguen siendo capaces de fabricar buenos
deportivos.
En este tipo de coches la
sobrealimentación se ha convertido en un estándar. Ni tan siquiera BMW, que con su 135i ha abogado por un seis en línea
turboalimentado con tacto de atmosférico, ha podido prescindir del turbo.
En el caso del nuevo Honda Civic Type-R estaremos
hablando de un cuatro cilindros de 2.0 litros,
con inyección directa, un sistema de refrigeración de corte deportivo,
una estética agresiva y aerodinámica inspirada en su WTCC y una puesta a punto noble. Aún desconocemos
cuáles serán las cifras exactas de las que presumirá el nuevo Type R.
Pero,
teniendo en cuenta que rondará los 300 CV, podemos intuir que estará entre los
mejores y que en Honda tienen ganas de poner la guinda a este pastel con una
vuelta lanzada en Nürburgring donde Renault y SEAT siguen
a palos.
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