Desidia. Esa es la palabra que describe el hecho de comenzar una mañana con noticias del presidente de Turkemnistán. No suelen ser buenas, ni lógicas; parecen más bien sacadas del papel de Sacha Baron Cohen en El Dictador. Pero está bien, porque así sabemos que estas cosas siguen pasando en el año 2018 en el mundo. No pasa nada. Vamos a ello.
Las últimas noticias que teníamos de este dorado y blanco país centroasiático giraban en torno a la prohibición de los coches negros, incluso su importación. Ahora conocemos por diversos medios locales que el presidente turcomano Gurbanguly Berdimuhamedow ha comenzado a perseguir a las ciudadanas de su país para confiscarles su carnet de conducir.
Las leyes no escritas de Berdimuhamedow
Tal y como informa Chronicles of Turkmenistan, cuya portada es absolutamente delirante, en las últimas semanas, las mujeres con permisos de conducir han estado recibiendo llamadas telefónicas de quienes se presentan como agentes de policía del distrito. Hacen indagaciones detalladas sobre cuándo obtuvieron las mujeres el permiso de conducir, con cuántos intentos pasaron el examen, quién pagó la compra del automóvil y qué fondos se usaron para dar servicio al vehículo, relata la cabecera asiática. Esto responde, según informaciones locales, a un llamamiento que dirigió el ministro del Interior al presidente turcomano en relación a la responsabilidad que tienen las mujeres en los accidentes de Turkmenistán.
El jefe de Estado, de acuerdo a una fuente cercana a la policía, decidió tomar cartas en el asunto ya en diciembre de 2017. Después del interrogatorio por parte de las autoridades, se advierte a las mujeres que quienes hayan obtenido el permiso de conducir en los últimos cinco años, deben volver a presentarse al examen. También se ha informado que la policía ha estado parando a las conductores turcomanas para confiscarles el carnet de conducir y enviar el coche al depósito. Tal y como ocurrió con la prohibición de importar y comprar coches negros, no ha habido instrucciones escritas o decretos oficiales. Otra ley no escrita delirante que, según The Qazaq Times, alude a un sistema corrupto y a la baja capacitación profesional de la policía. Decir que este es el epítome de la locura de un presidente que regala cachorros a Vladimir Putin puede ser tentar a la suerte, así que lo dejaremos en decisión estúpida.
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