¡Temblad, tubos de escape ennegrecidos! El proyecto europeo LIFE GySTRA, del centro tecnológico CARTIF, pretende convertir a la ciudad de Madrid en pionera de un sistema de gestión global de emisiones, llevado a cabo por el Gobierno español y el Ayuntamiento de Graz. El objetivo es identificar a los vehículos más contaminantes mediante la inclusión del dióxido de nitrógeno.
El modelo piloto en España se llevará a cabo en Madrid, donde se monitorizarán 700.000 vehículos al año con dos dispositivos RSD+, una nueva herramienta basada en la tecnología de teledetección. La Unión Europea afronta el desafío de disminuir los niveles de NO₂, CO₂ y NOX entre otros, pero se enfrenta a Alemania y España, que han mostrado reticencias a eso de hacer público cómo se trabaja a nivel interno para garantizar que los fabricantes cumplan y que se resisten también a que un revisor independiente analice el trabajo de control estatal sobre la industria de la automoción.
Además, la estabilidad atmosférica y la falta de lluvias está agravando un problema que se ha vuelto estructural: calefacciones, tráfico aéreo, sector comercial e institucional, tráfico rodado. Un suma y sigue cuyas consecuencias van a parar directamente a nuestro organismo. Tal y como informa El País, Madrid encabeza los niveles de NO₂ más bestias: entre el 15 y el 19 de noviembre alcanzaron, en una de sus estaciones, un máximo de 341 microgramos por metro cúbico, lo que supone casi 141 microgramos más del límite permitido.
Es precisamente en esta ciudad donde se pondrá en práctica el nuevo dispositivo de teledetección, cuyo objetivo es identificar vehículos altamente contaminantes, monitorizar la evolución de los niveles de emisiones empíricas y cuantificar el ahorro de volúmenes de emisión. Tal y como recoge el centro tecnológico Cartif, se monitorizarán 700.000 vehículos al año con dos dispositivos RSD+. Los vehículos identificados como emisores altos recibirán una notificación para que reparen el vehículo. Si vuelve a ser identificado como emisor alto, el propietario será apercibido.
Los objetivos de este experimento son, por un lado, controlar y cuantificar las emisiones reales del tráfico rodado. Por otro, crear un sistema global de emisiones para dos tipos de usuarios; un modelo público dirigido a entidades públicas con poder legislativo para reducir hasta un 20% las emisiones de tráfico a través de la identificación de emisores altos, notificación y reparación; y un modelo de flota, dirigido a flotas privadas o controladas para reducir hasta el 20% de sus emisiones y entre el 3% y el 5% del consumo de combustible. Con la reparación de este tipo de vehículos se espera una reducción de emisiones del 14,8% CO, 2.8% HC y 22,7% NOx, NO, NO₂ del volumen total de emisiones.
Incluso si sólo se repara la mitad de estos vehículos, sería posible reducir las emisiones de CO₂ hasta 16 millones de toneladas al año. Dolores Hidalgo, investigadora de Cartif y responsable del proyecto, explica que es la primera vez a nivel mundial que se va a aplicar este tipo de política para identificar vehículos altamente contaminantes. En el proyecto también colabora la DGT. Por su parte, el modelo piloto austriaco se medirá en una flota controlada de 150 autobuses, un tipo de vehículo al que podemos ver con frecuencia expulsar grandes cantidades de humo, y que esperamos sea objeto de estudio también en el caso de Madrid.
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