
La empresa japonesa anunció que algunos inspectores habían revelado a los investigadores externos que los datos de consumo real habían sido alterados en algunos modelos de muestra probados durante el proceso de verificación final. Este problema se comunicó, además, durante el proceso de investigación del anterior escándalo de inspección de sus vehículos. Aunque las lecturas de consumo no entran dentro de los requisitos de seguridad, no implicaría el retiro de ningún vehículo, pero mostraría un número mayor de kilómetros hechos con cada litro de combustible, y por tanto una mayor eficiencia.

Por su parte, Nissan anunció el mes pasado irregularidades detectadas por el Ministerio de Transporte de Japón durante inspecciones en sus fábricas. Esto provocó la llamada a revisión de 1,21 millones de unidades fabricadas entre 2014 y 2017. Un mes antes decidió suspender la producción de vehículos para el mercado japonés en todas las plantas Nissan y Nissan Shatai en Japón: inspectores junior realizaron tareas que no estaban certificados para hacer. Pero además, el escándalo de Nissan y Subaru se une al de Kobe Steel: se estima que se han falsificado estudios sobre su producción de aluminio y cobre durante los últimos 10 años, afectando aproximadamente a 500 compañías de todo el mundo.
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