
La policía de Vancouver, Canadá, ha pillado al conductor de un vehículo con el móvil y la tablet atados al volante de la manera más clandestina posible. Tal y como ha informado la cabecera canadiense CBC News, la policía entregó al conductor una multa de 81 dólares, no por el temerario invento, sino por no presentar el carnet de conducir. El oficial cambió la multa por una charla sobre la seguridad vial.
Como el perro de Pavlov

El oficial entabló una larga conversación con el conductor acerca de la seguridad vial, que nos hubiera encantado conocer, y he aquí la mejor parte: en base a la información recopilada durante su conversación, nuestro oficial decidió que educar al conductor sobre los dispositivos sería el enfoque más efectivo, ha publicado la CBC. Sí, recibió una multa de 81 dólares, pero porque no disponía de su carnet de conducir. La decisión de usar la asertividad en vez del castigo puede que haya plantado una pequeña semilla de lógica y humanidad en el cerebro del conductor.

Aquí la multa de 368 dólares sí se emitió por la temeridad, y porque se detuvo junto a la policía mientras jugaba. Ahora bien, ¿es la educación en seguridad vial el remedio para devolver la cordura a las carreteras? ¿Qué tal un paseo por un hospital de parapléjicos? ¿O una sesión en el Congreso de los Diputados con víctimas y familiares de accidentes? ¿Será eso más efectivo que una multa, que más radares? Quizá la respuesta esté en que nada de eso servirá jamás de nada si desde la infancia no nos transmiten valores básicos.
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