
Citroën se atreve con un modelo cuyo diseño debía ser el de un Volvo. Citroën posee un pasado prestigioso, lleno de innovaciones como la tracción delantera o la suspensión hidroneumática, entre otros, de productos muy acertados, como el 2CV y el mítico DS, y repleta de modelos con un diseño muchas veces rompedor. Hoy en día, parte de esa prestigiosa historia se la ha apropiado DS y los diseños espectaculares recaen en DS, mientras que Citroën busca su nueva identidad con diseños algo desenfadados. No siempre fue así.

Sólo el Ford Sierra, desvelado el mismo año, aporta un aire fresco al panorama estético del automóvil. Mientras que el Ford Sierra, con sus líneas más redondas y depuradas, es un precursor del bio design que prevaleció en los años 90, el Citroën BX es al culminación de más de una década de wedge design, el famoso diseño en forma de cuña. Alfa Romeo Carabo, Maserati Boomerang, Lancia Stratos Zero, Lamborghini Countach o Maserati Khamsin son algunos de los modelos de serie y concept cars que asentaron el wedge design y renegaron de las formas sensuales de los años 60. Son todos modelos de gama muy alta, sí, pero sólo Citroën se atrevió a lanzar un modelo con una estética tan marcada en un segmento tan conservador. Y lo hizo con un diseño destinado a un Volvo.
Volvo Tundra

En esa época, el primer espada de Bertone es Marcello Gandini y la propuesta del estudio, el Tundra, lleva claramente el sello del genio italiano. El Volvo Tundra es un coupé al más puro estilo wedge design. De forma predecible, Volvo rechaza la propuesta. Y es que sus modelos, en los años 80, tienen un diseño de ladrillo y el Tundra tampoco sería percibido como un Volvo. Poco después, Citroën pone en marcha el desarrollo de su nueva berlina del segmento D. Para el diseño exterior empleó una táctica muy habitual en muchas marcas por aquel entonces, especialmente en Peugeot y Citroën: poner en competición el centro de diseño interno de la marca y un centro de diseño exterior.

El modelo, en términos estéticos, es una ruptura total con los formas suaves y depuradas de los Citroën GS y Citroën CX. El BX parece haber sido esculpido con un hacha. A bordo, el cambio también es total. Las formas redondas de los salpicaderos dejan paso a líneas tensas y rectangulares. A pesar de todo, el BX conserva dos señas de identidad de Citroën: el volante monobrazo y el cuadro de instrumentos de ojo de cíclope.
Innovaciones muy Citroën y un Lego de piezas

Sencillamente, Citroën tenía 20 años de adelanto sobre la competencia al conseguir lo que parecía imposible: que un coche fuese cómodo y al mismo tiempo que se agarrase a la carretera. Si bien Citroën conservó la suspensión hidroneumática, muchos de los componentes del coche procedían de otros modelos de la marca. En 1982, la gama francesa del BX consta de cinco versiones de gasolina: BX de base, BX 14 E, BX 14 RE, BX 16 RS y BX 16 TRS.

El BX fue uno de los primeros coches en usar de forma masiva los materiales compuestos. El capó, el portón trasero, el revestimiento del pilar C y los acabados del techo son de fibra de vidrio y poliéster, siendo éstos entre un 20% y un 30% más ligeros con respecto a piezas similares en acero. Los parachoques son de polipropileno y resistentes sin deformarse a choques de hasta 5 km/h. Con la retirada del mercado del Citroën GSA Familiar en 1986, Citroën se queda sin carrocería break o station wagon por debajo del Citroën CX break. El Citroën BX break llega en 1987. Fabricado por el carrocero Heuliez, el coche es 17 cm más largo que la berlina y ofrece hasta 1.800 litros de volumen de carga.
BX GTI 16 y 16 válvulas

Sin embargo, el BX GTI 16 es la culminación de varias versiones deportivas del BX. En 1985, Citroën toma la decisión de participar en el Mundial de Rallyes de Grupo B con el BX 4TC. En marketing ven lógico proponer una versión deportiva en la gama en referencia al coche de rally: el BX Sport. Sobre la base del BX 19 GT, los diseñadores añaden un kit carrocería y el motor pasa de los 105 CV a los 126 CV gracias a una preparación efectuada por Danielson. Inicialmente, debía ser una serie limitada de 2.500 unidades, pero se mantendría en ventas hasta la llegada del BX GTi 16 y se vendieron un total de 7.257 unidades. El BX GTI llegó en 1985, por su parte, y a pesar de un motor de 125 CV fue considerada como peor que el BX Sport.

A partir de abril de 1989 hasta 1992 se fabricaron 8.013 unidades del Citroën BX 16 válvulas, pues con el restyling del BX cambió de nombre y perdió el alerón trasero de estilo rally. Por cierto, los modelos fabricados a partir del verano de 1992 equipan un catalizador que hace bajar la potencia a los 148 CV. El Citroën BX, con tantas versiones disponibles es uno de los iconos de los años 80 en Europa y en España. Y es que se fabricaron 222.325 unidades en la factoría Citroën de Vigo, entre 1983 y 1992. Además, el Citroën BX fue el modelo con el que la producción total de Vigo alcanzó las dos millones de unidades. A día de hoy, ya han fabricado más de 13 millones de coches desde que la fábrica abrió sus puertas en 1958.
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