
Los detalles de este experimento llevado a cabo en Albuquerque en 2014 se hicieron públicos en una demanda contra Volkswagen en Estados Unidos, explican en The Times. Los diez macacos en cuestión, una especie habitualmente utilizada en ensayos clínicos, simplemente estaban en una habitación viendo dibujos animados. En otra sala, un Volkswagen Beetle en un banco de rodillos simulaba una conducción normal mientras los gases de escape eran enviados dentro de la habitación de los monos. El estudio no arrojó una conclusión determinante. Vamos, que no sirvió para nada. Y es que la contaminación, especialmente la de los NOx, no es exclusivamente culpa del diésel.

Un estudio financiado por Volkswagen, Daimler y BMW
Ahora bien, Volkswagen no es la única responsable de lo que parece un ensayo de lo más grotesco. El estudio fue realizado a petición del European Research Group on Environment and Health in the Transport Sector cuya financiación provenía de Volkswagen, Daimler y BMW. Fue fundado en 2007 cuando los fabricantes alemanes, especialmente Volkswagen, se preparaban para comercializar sus modelos diésel en Estados Unidos. Entonces ya no era un carburante que gustaba a los estadounidenses y las restricciones en emisiones eran más severas que en Europa. Este instituto cerró sus puertas en 2017 debido a la controversia suscitada por su trabajo.

Cuando haces a propósito algo malo pero que nadie sabe que está teniendo lugar, normalmente no acudes raudo y veloz a entregarte ni te disculpas: lo haces si te pillan. Algo así como el lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir, que se refería más a un no volveréis a enteraros de lo que he hecho. Con el Grupo VAG ha sido lo mismo desde que estallara el Dieselgate, que contaba además con un oscuro capítulo de maltrato animal. Un grupo de investigación financiado por Volkswagen, Daimler, Bosch y BMW pensó que era buena idea iniciar un experimento en 2014 en el que se demostrara, con resultados falsos, que el diésel no era tan dañino como todos pensaban y metieron a 10 monos macacos cynomolgus en una cámara de gas inhalando el humo de un Beetle, que además había sido manipulado. Ahora piden disculpas.
Pedir perdón cuando te han pillado

Tal y como informa The New York Times, la organización no llevo a cabo ninguna investigación por sí misma, sino que contrató a científicos para realizar estudios que defendieran el uso del diésel. Los experimentos tuvieron lugar en 2014, utilizando 10 monos macacos cynomolgus, una raza utilizada ampliamente en experimentos médicos. Los ingenieros de la compañía supervisaron la instalación de una cinta rodante que permitiría a los vehículos funcionar con rodillos mientras los animales aspiraban el humo de los tubos de escape y veían dibujos animados.

Parecía improbable que la esfera de la automoción pudiera verse más perjudicada aún tras acusaciones de cárteles, fraudes intencionados y lo último: crueles experimentos con animales. Pero lo cierto es que la situación ha tocado fondo tras descubrirse que los experimentos financiados por Volkswagen, Daimler y BMW para comprobar el efecto de los gases contaminantes no solo se llevó a cabo con monos; también con personas. El Ejecutivo de Ángela Merkel ha condenado estos experimentos después de que varios diarios alemanes publicasen que un centro de investigación alemán financiado por estos tres gigantes llevó a cabo este estudio también con 25 jóvenes sanos.
Sin poder determinar el impacto en seres humanos

En el momento de los experimentos con humanos y monos, el proveedor automotriz Bosch ya no era miembro de la asociación de investigación según los hallazgos actuales, a diferencia de Volkswagen, BMW y Daimler, que se han desvinculado del escándalo. El objetivo oficial de la EUGT era examinar y documentar el impacto del transporte en las personas y el medio ambiente sin prejuicios y promover enérgicamente el diésel limpio. Según algunas informaciones, un directivo de Volkswagen actualmente detenido en Estados Unidos tras el escándalo de manipulaciones, llevó personalmente un Beetle al laboratorio para gasear a los primates durante uno de los experimentos.

La Organización Mundial de la Salud declaró cancerígena, en 2013, la contaminación atmosférica. El 94% de las muertes se deben a enfermedades no transmisibles, sobre todo a enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, la neumopatía obstructiva crónica y el cáncer de pulmón. La contaminación del aire también aumenta el riesgo de infecciones respiratorias agudas.
Comentarios
Publicar un comentario